martes, 2 de octubre de 2012

cinco minutos

las dos marcaba el reloj...
Era una tarde de lluvia,
de esa lluvia que moja el pueblo de melancolía.
sus ojos se derretían
mientras miraba por la ventana.
la iglesia blanca se derrumbó
levantando el polvo de la semana santa.
la neblina cubría la montaña gris,
que estaba detrás de la montaña azul
que estaba detrás de la montaña verde.
en el piso yacía el reflejo
de la casa del vecino.
en las alcantarillas llenas
flotaba la basura.
pasaban de vez en cuando
transeuntes con sus ropas de colores.
En la cima de la cantera
se divisaba la nueva virgen.
de esta virgen se esperaban
más ingresos para el pueblo.
una cucaracha se arrastró por la ventana
decidió no matarla
porque apenas unos días atrás
se enteró de que poseen sistema nervioso.
también se había decidido,
algunos días atrás,
a dejar de vivir pensando en el sentido.
todo tiene una explicación
pero nada realmente importa.
Ignorando el sentido
veía la lluvia,
el vómito en la faringe
amenazaba con expulsar
su opinión de esta existencia.
mojó el humo de su calillo
con un trago de tequila.
las dos y cinco marcó el reloj
era hora de salir.
empacó lo que quedaba del tequila
y se fue a las calles
ignorando el sentido.









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