cinco minutos

las dos marcaba el reloj...
Era una tarde de lluvia,
de esa lluvia que moja el pueblo de melancolía.
sus ojos se derretían
mientras miraba por la ventana.
la iglesia blanca se derrumbó
levantando el polvo de la semana santa.
la neblina cubría la montaña gris,
que estaba detrás de la montaña azul
que estaba detrás de la montaña verde.
en el piso yacía el reflejo
de la casa del vecino.
en las alcantarillas llenas
flotaba la basura.
pasaban de vez en cuando
transeuntes con sus ropas de colores.
En la cima de la cantera
se divisaba la nueva virgen.
de esta virgen se esperaban
más ingresos para el pueblo.
una cucaracha se arrastró por la ventana
decidió no matarla
porque apenas unos días atrás
se enteró de que poseen sistema nervioso.
también se había decidido,
algunos días atrás,
a dejar de vivir pensando en el sentido.
todo tiene una explicación
pero nada realmente importa.
Ignorando el sentido
veía la lluvia,
el vómito en la faringe
amenazaba con expulsar
su opinión de esta existencia.
mojó el humo de su calillo
con un trago de tequila.
las dos y cinco marcó el reloj
era hora de salir.
empacó lo que quedaba del tequila
y se fue a las calles
ignorando el sentido.

Erase una vez, en la que me acosté a escribir un cuento. 

Uno no es más que uno..

Uno se acostumbra a escribir de tristeza,
a ignorar las sonrisas.
uno se aferra a las lágrimas,
y se encierra en los anocheceres,
y se esconde del sol del medio día.
Uno se acostumbra a los días de lluvia,
se imagina lo que es un otoño
y lo pinta en la memoria,
o en un test sicológico.
Uno suele confundirse,
desilusionarse y enredarse.
Uno quiere escribir de melancolía,
de sollozos y de corazones rotos.
todos conservan su semblante,
sus gestos, sus sonrisas,
sus caras de amargura, pero uno,
uno quiere estar triste.
todo el tiempo, inspirado, expirado.
aplicar más blanco al azul
para que se vea más triste,
más blanco al negro
para que combine
con el gesto neutro de la cara.
Uno quiere sentarse a escribir eternamente
sobre los cambios que padece,
sobre los síntomas y la medicina que no funciona.
Uno quiere acostarse en el césped húmedo
a meditar las nubes,
y a dibujar en ellas los demonios.
Espera siempre que nunca se acabe la tinta,
que se extinga la humanidad
pero que la tinta no cese.
Uno siempre espera que se inventen palabras
para no desgastar siempre las mismas.
Uno siempre quiere verse lánguido,
frito, tiritante.
Pero a veces, uno no siente nada.
Uno simplemente deja de ser uno mismo,
para confundirse entre la multitud
y no sobresalir por tener la tristeza
más grande del planeta.
Entonces, uno se muestra,
así, igual a todos, con el mismo uniforme.
y se olvida que apenas hace unas noches
estaba mesiéndose en la luna,
llorando en la ventana,
esperando que alguien
a la misma hora compartiera
el cielo estrellado.
Uno se sumerge queriendo extinguirse
a la cuenta de tres: uno, dos y tres.

Tu influencia...
Hoy, aquí, en este lugar y a esta hora, no soy yo la que escribe;
Es la influencia de este gusto hacia tí.
Mi rutina predilecta se alteró desde que te conozco.
Ahora todo luce más vivo y más cercano, excepto tú.
tu existencia es la que me anima a sonreir y a disfrutar lo que hago,
a emprender los viajes en libros, a ver caer la lluvia desde un bar.
Ahora siento que no soy yo. Que he encontrado a otra persona en mi;
más sencilla y más tranquila.
Me produce náuseas los besos, el amor me parece absurdo.
es un encuentro con la que era y había olvidad con el pasar de los años.
mi soledad, mi dependencia a la esperanza de poder estar contigo,
de compartir un vino mientras el sol se esconde.
Es mi mente la que nos une todo el tiempo.
Es recordarte lo que me aleja de este mundo.
Eres tú en mi cuerpo, Eres tú dirigiendo mi vida.
enseñándome a existir y sobrevivir desde adentro.
Es tu ausencia la que hoy escribe estas letras.
Espero no volver a verte para poder olvidarte,
para no arruinar este momento de mi vida
con la nostalgia que las separaciones me produce.
Quiero continuar navegando sobre estas aguas mansas.
Por mi bien, continúa con esta distancia que nos separa,
por mi bien permíteme también verte a lo lejos.

entreverse

el espejo espesamente empañado
¡cuánto olvido en este cuarto!
confusa aparece mi imagen,
lánguida al pasar por sentimientos subterraneos.
estas, mis manos, yertas tiemblan.
¡Cuánta tristeza le cabe a mi cuerpo!
el dolor moja los sauces ya marchitos.
¡tanto dolor esparcido por el mundo!
mi alma se entrega a la naturaleza,
que la acoge en un suspiro.
el agua turbia que refleja mi semblante,
hasta mi mente se opaca
con los pensamientos de olvido.
¿es esta independencia mi forma de vida?
la libertad luce triste al principio.
¡cuánto silencio en esta tumba!
los poros se cierran
para no respirar lo agónico del viento.
¡tanta lluvia que cae en vano!
Nadie se besa bajo ella,
nadie baila cuando todos duermen.
esta tristeza que me borra
por más que limpie los vidrios
sigo siendo confusa a mi vista.
serán mías estas facciones gastadas?
se habrá infiltrado la muerte
para poseer mi espiritú?
con este dolor no me reconozco.

pedazos de todo

Hoy saqué mis lentes del bolsillo
y me los puse para ver de cerca a la angustia.
Estaba parada ella frente a mi,
respirando en voz alta, casi gritando!
me contagió de su contenido, de su significado.
Y empecé a mover el pie,
y explotó mi cabeza en destellos de colores,
y las gotas resbalaban en el vidrio empañado
y marcaban un camino, quise seguir el camino
que se separaba en mil caminos más.
me perdí como momentos antes lo había hecho mi cabeza,
nos perdimos las dos, y jugamos a crear palabras.
subimos al árbol azul eléctrico,
que alumbraba la mitad de la noche,
la otra mitad permanecía oscura en silencio.
Nosotras eramos luz, eramos oscuridad, eramos mar,
y los peces se paseaban a través de mi cabeza,
yo la observaba perdida como siempre.
fuimos estrellas, somos noche sin tiempo
somos verbos sin conjugar que se arrastran por el suelo.
Somos reír, llorar, soñar, suspirar, morir, vivir, andar, bacilar.
seguimos siendo lo que fuimos.
Después me quité los lentes,
y los guardé en el bolsillo.

pasar

Yo me imagino que algo pasa,
pasa en frente mio.
pasa donde tu estás,
que pasa algo siempre.
si no pasa algo, pasa alguien,
me saluda, camina, corre, pasa,
y sigue con su vida.
pasa algo constantemente,
y yo nunca termino de pensar: que pasa?
y tú no te quedas quieto.
Todo pasa: la alegría, la tristeza,
la gente, el tiempo.
Y yo pienso, y pasan muchas cosas
y pasan muchas casas por mi cabeza.
Olvidaste respirar
olvidaste los números,
como pasa, como pesa el tiempo.